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Posted on Oct.3/2015. Aired live! in AUTOMANIA same day.

Fotos del autor señaladas con un punto rojo.

 

Si los prospectos de automóviles en los Estados Unidos dispusiesen de la todo-lo-puede varita mágica de las hadas madrinas de la mitología europea, todos los carros serían ideales. Bastaría con mezclar las virtudes de sólo dos modelos y desterrar así mismo con la maravillosa herramienta benefactora aquello que no nos gusta y... ta-rá!, he aquí el coche perfecto.

Por eso pensamos en Hans Christian Andersen cuando probamos con una semana de diferencia dos rivales: el Cadillac Escalade y el Lincoln Navigator, ambos del año 2015.

El primero a cuyo volante nos pusimos fue el Escalade; luego, el Navigator. Y mientras más manejábamos el Navigator, más nombres de autores de literatura infantil y fantástica fueron visitando nuestra mente, como los Hermanos Grimm y Lewis Carroll, a los cuales en el expressway invocábamos como santos con tal de que juntasen (abracadabra de por medio) todo lo que de ambos vehículos nos complacía, elementos que bien estaban en uno, o ya en el otro. Y tampoco quedó fuera de la elucubración Daniel Defoe, autor de "Robinson Crusoe", cuyo personaje, el náufrago de náufragos, allá en su ficticia isla desierta, se hizo una lista de bienes y de males.

Males y bienes tienen el Escalade y el Navigator...

Qué bueno sería poder añadir los bienes del Escalade al Navigator, y los del Navigator al Escalade. Entonces sí que sería difícil elegir... (¿qué hacemos con McDonald's y Burger King?)

¡Gong!... Comencemos.

El Cadillac Escalade ha sido rediseñado para el 2015. No sólo el, sino la tríada de los SUV's de gran porte de GM, a saber, sus otros dos primos hermanos: el GMC Yukon y el Chevrolet Suburban.

En lo que a styling respecta, estos tres vehículos, dicha de paso sea la verdad, siempre han sido hermosos. Después que los diseñadores abombaron discretamente la carrocería de éstos desde los años 90, década en que desde la anterior las formas redondeadas se enseñorearon en el arte automotriz, ahora, con una radicalización que recién comienza basada mayormente en lo que llamamos líneas angulares más que cuadradas, tanto el Escalade como el Yukon y el Suburban son hermosísimos en el presente, y los tres tienen su mejor momento (es sólo nuestra opinión) en la parte trasera, vertical, recta, estilizada, esbelta... Y de los tres, gracias al típico diseño de lámparas posteriores de Cadillac, en alzada, el Escalade representa, sin discusión, la suprema beldad del elegante trío. Cuando se encienden con la luz de stop, o simplemente de noche, hablando de cuentos de hadas, son como la Cenicienta antes de las 12 de la noche...

Las lámparas delanteras del Escalade —como se aprecia perfectamente en el detalle de la foto debajo a continuación—, basadas en LEDs, son igualmente hermosas, lineales.

Estas luces armonizan muy bien con la parrilla, inequívocamente Cadillac, con su famoso escudo multicolor al centro.

Y ya aquí hacemos sonar el campanazo en el cuadrilátero: El diseño exterior del Escalade es mas hermoso. Esta es la primera trompada de este mano a mano...

Esto no significa —jab de vuelta— que el Navigator no sea hermoso, pero Ford ha descuidado en la apariencia al leviatán de sus SUV's, que todavía sigue apoyándose, en lo que a su caja básica respecta, en la del Expedition de hace casi 10 años, aunque con un update aquí y otro allá, cosa que servido para venirlo actualizando, pero...

Lincoln todavía batalla por tener un grille que lo identifique, y más o menos lo ha logrado hoy con ese diseño de las dos secciones simétricas como alas de pájaro, que afortunadamente son decoradas con barras horizontales.
Decimos que afortunadamente, porque el concepto original era de líneas verticales, muy criticado por sardónico, y del que se dijo que recordaba a la sospechosa sonrisa de Bruce, el dentudo tiburón de la cinta de animados Nemo.
Así pues, la parrilla del Nav Fifteen anda por esa onda y con un contorno sobre lo cuadrado.

Un elemento interesante es la apertura horizontal en medio el labio, debajo justo de la parrilla, y lo mismo ocurre con los rims de aleación de radios múltiples y delgados que le otorgan coherentemente elegancia a un vehículo de lujo. Esta línea es uno de los toques de la cirugía facial estética que a modo de actualización acompaña al Navigator del 2015.

El llamado greenhouse o la cristalera del Navigator es amplia, para una magnífica visibilidad desde dentro del vehículo, y eso, como conductor o pasajero nos agrada pero —ouch!, un golpe bajo— por otro lado nos parece ya anticuada.

Como en este punto ya hemos perfilado que en general las formas exteriores del Cadillac son más bellas que las del Lincoln, no podemos continuar sin citar un factor importante con tal de no ser desdelales (esta es una intervención del árbitro; tiro de toalla): el Navigator del 2015 no ha sido rediseñado.

Lincoln se halla ahora en plana campaña de revitalización de su estilo, que pasa por modelos nuevos. Por otro lado, con la nueva F-150, totalmente rediseñada y casi toda la aluminio, la lógica indica que para el cíclope de los SUV's de la división de lujo de Ford su futuro inmediato ha sido movido a la hornilla del frente (el Navigator se levanta...).

El mejor momento del SUV de Lincoln es su parte trasera, basada, al contrario del Escalade, en luces horizontales de lado a lado. Sí, es bonito... (está contra las cuerdas, pero resiste la paliza).

¿Por dentro? Se le puede poner papel carbón a estos argumentos: En general, la consola y la parte anterior de la cabina del Escalade es mas bella que la del Navigator. La del Navigator está también outdated —uno... dos... tres... cuatro...— y se basa en los presupuestos estéticos de interior del Lincoln MKZ del 2006, cuando Ford estrenó entonces el trío de compactos de éste, junto con el Ford Fusion, y el (desaparecido) Mercury Milan.

Una consola (entonces y ahora), alta, y muy en sintonía con una demográfica de senior citizens (...cinco... seis...).

La consola del Escalade y todo su interior, es mas artística, con diferencia de materiales por lo menos en lo que lo táctil respecta, y cuenta con más incrustaciones de distintos géneros, incluidas las aplaudidas superficies con terminado piano black. Esta consola combina líneas sinuosas con ángulos agudos.

Es mas contemporánea —... siete... ocho...—, no lo discute nadie. Sin embargo —¡levántate, levántate..!—, preferimos los botones redondos para el audio del Lincoln y los de presión para el climatizador, a diferencia de los de contacto y desplazamiento líneas (tipo caricia diríamos) del Escalade que, por cierto, hemos visto en otros coches de Ford anteriormente.

¿La consola entre los asientos? Preferimos la del Navigator —¡se levantó!—, porque es de tipo podio para la palanca de la transmisión ahí —que es nuestra ubicación favorita— mientras que en el Escalade la palanca nace del árbol del volante, muy a lo GM. Ambas soluciones poseen virtudes y defectos. La palanca entre lo asientos elimina espacio para portavasos y almacenajes, cosa que posibilita la palanca en la columba direccional, pero preferimos el cambio entre las butacas delanteras.

Los relojes del Cadillac Escalade son más hermosos y modernos, pero la relojería del Navigator, con diseño central de una sola esfera al medio es de muy fácil lectura y, hacia la esquina izquierda del display, repite el GPS —puñetazo a la cara del Cadillac—, que se refleja también en la pantalla en el centro de la consola. De esta manera, permite tenerlo donde dijimos, aledaño la velocímetro, mientras que se puede destinar el screen principal a otras gestiones —Cadillac va a la lona—. 

Las butacas delanteras del Navigator nos parecieron mas cómodas y amplias que las del Escalade —comienza conteo—, y como ya dijimos arriba, el Navigator con su cristalera más amplia tiene mejor visibilidad y es más claro por dentro, pero en contraste, el Escalade es más íntimo.

Definamos  pues: Nuestro Lincoln fue oficialmente el Navigator 2015 V-6 3.5 Ecoboost, mientras que el Cadillac, el Escalade 4WD Platinum (este es el mero mero...).

Como corresponde a los autos suntuarios, los ofrecimientos de ambos vehículos son casi estándar en los dos (decimos casi, porque una fracción se ausenta en el Escalade, como veremos más adelante).  Mas hay una diferencia notable en esencia entre uno vehículo y el otro: la planta motriz.

El Escalade se apoya  en un motor V-8, de porte, de 6.2 litros, capaz de generar 420 caballos de fuerza y 460 libras por pie de torsión. Es de gasolina, de inyección normal. En el caso del Navigator, se trata de una planta de menos cilindrada y cubicaje: un V-6 de 3.5 litros, de la serie de motores EcoBoost, de Ford (siempre se hace necesario recordar que las plantas EcoBoost de Ford se basan en la premisa de potencias correspondientes a motores de más cilindrada con eficiencias correspondientes a motores de menos cilindradas).

Los motores EcoBoost de Ford son el orgullo tecnológico de la compañía por más ya de 5 años, desde que debutaran con un solo modelo y hoy tienen más, al punto que están reemplazando con éxito en su camionetas y autos de gran talla (como el Navigator) históricamente movidos por V-8's, por V-6', y en vehículos más pequeños, sustituyen a los motores de 6 cilindros por 4.

Los críticos de los EcoBoosts señalan que se trata más de una operación de relaciones públicas de Ford que de un verdadero triunfo tecnológico, pero lo cierto es que a la larga los números están ahí. Por ejemplo, el Navigator anterior se movía con el histórico motor V-8 de 5.4 litros de Ford, que ha sido reemplazado por este V-6, cuya responsabilidad es mover un SUV de tamaño completo que pesa poco más de 6 mil libras. Como en el juego de béisbol cuando termina, los "numeritos" cantan estadísticas: 380 caballos de fuerza y 460 libras por pie de torsión.

Evidentemente, en cuanto a potencia, el V-8 de Cadillac tiene más caballaje, pero la torsión es la misma (aquí se produce un intercambio de golpes en ambas direcciones). Y hay más: el 3.5 EcoBoost —con inyección turbo doble— es 70 HP superior al antiguo V-8 y también 95 libras superior en torque. ¿Hay que decir más en defensa del EcoBoost? —esto es una especie de auto-gol en Ford, que se derrota para bien a sí misma con tecnología propia—.

Por otro lado, el Navigator del 2015 con este motor es capaz de arrastrar hasta 9 mil libras, lo cual lo coloca ente los líderes en la categoría (el Escalade, 8,200; sangra por una ceja...).

Pero, vayamos por partes: en cuanto a sensación de manejo, el Escalade se siente con más adrenalina. De todos modos, la conducta de desplazamiento, consistente diríamos en una mezcla de salida, aceleración, empuje, y hasta sonido de un V-8 siempre tiene un no-sé-qué de elefante en celo que complace más. Pero en cuanto a cifras, ya ven, el Navigator sostiene su dignidad (por otro lado, en los últimos 10 años le hemos perdido el respeto a los caballos de fuerza: señores, 380 son 380...)

Y ahora que ya estamos manejando, continuemos con la impresión de manejo: preferimos al Navigator cuando le prestamos atención a un particular: la suspensión —knock out!—.

Las anteriores suspensiones del Cadillac hicieron del vehículo una verdadera nube sobre ruedas. Pero ahora —¡oh!— el cielo está despejado...

Aunque el Escalade, desde sus comienzos, contó con una suspensión que honraba su condición de Cadillac, en el modelo del 2015 la receta ha cambiado. A pesar de que a través de un botón en la consola central —que se refleja en menú en el display de la relojería— ofrece dos modalidades, Sport y Touring, aún en la segunda supuestamente más mullida, el rodaje no pisa ni por casualidad las históricas suavidades del clásico muelleo de waterbed de Cadillac. Como la actual (y magnífica) Silverado, entre sus virtudes ostenta unos sepulcrales niveles de insonorización en cabina y, para ser una pick-up, aún vacía es muy poco "saltona" detrás, la purita verdad es que preferimos cómo anda la Chevrolet en comparación con este SUV. Ruidoso dentro no es el Escalade con Dios como testigo, pero habríamos preferido toparnos con un rodaje más amortiguado, que hoy no tiene — ...ocho... nueve...—.   

El silencio dentro y su aceleración compensan sin embargo este detalle que, para un coche así, consideramos una falta —se yergue y comienza un intercambio de puñetazos—. Pero el Escalade, ante la presión al acelerador, responde con entusiasmo... cosa que, a pesar de nuestra defensa estadística arriba sobre la planta EcoBoost del Navi no podemos decir que encontramos en el SUV de Lincoln. Estamos hablando de sensación de manejo, no de realidades... pero, ¿que sí no hace uno que sentir cada vehículo cuando lo maneja? Así que valga decir que siempre es válido para un automovilista común el prestarle atención a un aspecto definitivamente subjetivo como este y otorgar una calificación a travás de sensaciones, aunque éstas ignoren la realidad de las cifras. No ha de olvidarse que un prospecto no adquirirá un vehículo que no le guste cómo lo siente entre sus manos.

Mas hay que admitir que en este rodaje relativamente más rudo del Esacalade actual tienen su peso específico también las ruedas de 22 pulgadas.

El Navigator —¡pum!— se lleva la palma en lo que a suspensión respecta. Aplaudimos que sea fiel heredero de los modales de limusina del extinto Towncar; eso —¡hurra!— nos conquista.

Cuando volvemos nuestro foco al  EcoBoost, nos sorprende por todo de lo que es capaz a partir de una cilindrada y cubicaje mermados si igualados con los del Escalade. Pero la sensación de arrancada del Navigator, comparada con su adversario, es más pesada y distraída. Y no se trata de una conducta relacionada con el ciclo de cambios de marchas (ambas vehículos cuentan con transmisión automática; el Navigator tiene 6 marchas y el Escalade 8 (ojo: para quienes vayan a adquirir un Escalade 2015 de uso, deben saber que los primeros modelos tenían transmisión de 6 velocidades, pero desde octubre del 2014 vienen dotados de esta transmisión de 8).

El Navigator se siente más laxo a la hora de la partida, mientras que el Escalade, más rabioso (Cadillac vuelve a la andanada de golpes).

Como el Navigator del 2015 esta todavía basado en mucho en la arquitectura de vehículos de los últimos 10 años, en cuanto a ruido en cabina es un típico producto Ford de aquella época. Como el desaparecido FiveHundred, en que el ruido del motor penetraba y acompaña a los ocupantes, en el Navi '15 usted puede escuchar a su lado el canto de EcoBoost delante de usted. La dirección es también un poco más hosca comparada con la del Escalade (más golpes de Cadillac).

Y hemos dejado para el final dos aspectos sensibles: el millaje y el precio. Para tratarse de dos cilindradas y litrajes distintos, las millas por galón son casi, casi idénticas. Tanto uno como el otro reportan 17MPG combinadas entre ciudad y carretera, y 15 en la ciudad. Dijimos cifras casi idénticas porque existe una discrepancia tenue entre el Escalade y el Navigator en la eficiencia en la autopista: el primero hace 21, y el segundo 20.

En realidad, en esencia, nominalmente el EcoBoost de Ford es más eficiente por el simple hecho de que hace estragos en su millaje el peso del vehículo (su anatomía es vieja, mientras que el rediseñado Escalade que hace acopio de las tecnologías de dieta del momento le han afeitado libras y por eso no llega a las 6 mil). Apostamos a que cuando el Navigator tenga nuevo chasis y carrocería (imaginad que se vuelva todo de aluminio como la F-150) sus MPG's serán afectados positivamente).

¿Y la etiqueta?: $73,895 dólares nuestra unidad de pruebas del Lincoln Navigator, y $94,565 la del Cadillac Escalade. La diferencia de precio básico de $91,875 dólares del Escalade contra la final de $94 mil y tantos citados es que en su caso el paquete de la tercera fila de asientos eléctricamente manipulable y el estribo eléctrico automático son extra. En el Navigator, todo está incluido en el precio.

Siempre resulta interesante establecer un duelo entre dos vehículos de Cadillac y Lincoln, porque la historia le da sabor. Tanto Lincoln como Cadillac, no nacieron originalmente ninguna de las dos bajo el techo actual. Ambas fueron fundadas independientemenbte —siempre como marcas de lujo— por el visionario emprendedor Henry Leland, que terminó vendiendo una y la otra a las casas donde están ahora. Lincoln, que se llama así porque Leland adoraba al presidente norteamericano de igual apellido, fue adquirida por Ford en 1922, sobre todo por insistencias de Edsel, el hijo de Henry. Cadillac fue comprada por el conglomerado General Motors —invención de William Durant— en 1909. A lo largo de decenios, las dos han sostenido esta rivalidad que excita sus respectivas producciones, y por eso pusimos a pelear hoy al Escalade y al Navigator en un improvisado ring de boxeo. ¿Cuál esquina ganó... la roja o la azul?

Nuestro veredicto: es difícil citar sentencia de predilección, a pesar de que hechos tan importantes como el rediseño del 2015 de Escalade, que pueden, lógicamente, inclinar la balanza con fuerza hacia el lado del Cadillac. Pero en nuestro caso ha pesado más lo que citamos ya de la suspensión. No pagaríamos la etiqueta del Escalade para llevarnos a casa un rodaje inconexo con el espíritu de lujo del vehículo. En ese aspecto el Escalade ha sido superado en la posición Touring o Comfort por otros competidores de la misma categoría, como por ejemplo el Range Rover, cuyo selector de suspensión y/o aceleración hace una notable diferencia. Por lo demás, es cuestión de gustos de cada quien.

La mesa está servida.  

 
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